SANTO DOMINGO.- Una de las más antiguas tradiciones de la Iglesia Católica es la fiesta del Corpus Christi o Cuerpo de Cristo que hoy se celebra con ceremonias especiales en los templos en recordación de la Última Cena del Señor.
Esta fiesta, en la República Dominicana no es laborable ni es movible, y se vincula con la fe en lo intangible del fenómeno de la transformación del pan en el Cuerpo de Cristo.
Hasta hace pocos años era una de las fiestas
religiosas que más fervor despertaba entre los creyentes y era
frecuente escuchar historias de los abuelos acerca de sucesos que
producían asombro o historias de desgracias que habían ocurrido a
personas que laboraban u obligaban a laborar en este día.
Una de estas historias se refería al agricultor que hizo laborar un
día como hoy a sus animales preparando la huerta con el arado. El buey,
que tiraba del arado, le advirtió que este era un día consagrado al
Señor y que era pecaminoso lo que hacía al forzarlo a trabajar.
El asombro que le produjo a aquel hombre el hecho de que el animal le hablara casi le provocó un síncope y desde ese día nunca más volvió a laborar en los días de guardar.
Esta anécdota de la tradición dominicana
se extendió luego para el Jueves Santo, ya que también se decía que el
buey le habló al amo ese día cuando le colocaba el yugo para llevarlo a
arar. Pero una de las tradiciones reseña en Europa historias sobre
acontecimientos alrededor de esta conmemoración. Una de ellas narra como
una sacerdote, en la celebración del Corpus Christi, cuando oficiaba la misa, dudó al momento de la consagración si en verdad se convertiría la hostia en el Cuerpo de Cristo.
Narra la tradición que al momento de partir la hostia sangró y le
empapó las manos, parte de la ropa y la piedra del altar. Esto impactó
en la comunidad y estas reliquias fueron conservadas.
La solemnidad de las fiestas religiosas y las procesiones, el
ambiente de las ciudades pequeñas y poco pobladas, la uniformidad
cultural y otros aspectos de la vida hace tan solo una generación,
ayudaban a aumentar el recogimiento y a guardar esta fecha con
solemnidad.
La celebración se mantiene en casi todas las iglesias del Oriente de
Europa y el Medio Oriente, hacia donde se extendió desde Bélgica, donde
se originó en el siglo XIII.
En los actos religiosos se incluyen, además de las misas, la
exposición del Santísimo Sacramente en el centro del altar durante todo
el día y la bendición. Se hace al jueves siguiente al octavo domingo
después del Domingo de Pascua.
martes, 5 de junio de 2012
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